#LaRonda 37 (2.11): Postureo Cervecero

El tema de la ronda de este mes es el “Postureo cervecero”, propuesto desde Cerveriana. Y la verdad es que es interesante hablar del tema ya que, indudablemente, en este país cultura cervecera artesana y postureo van de la mano. Incidiendo en la palabra "artesana" (e incluyendo aquí muchas de importación reciente). De acuerdo, a veces el consumidor de industrial de barra de bar "posturea" arreglando el mundo a su manera, dando lecciones sobre todas las cosas, opinando de lo que sabe y de lo que no como buen cuñado…

Pero aquí trataremos un postureo más irritante si cabe: el esnobismo. Porque el tertuliano de barra de bar por lo menos da un poco de pena e inspira condescendencia. Pero el snob, el que se cree superior por beber algo (y lo elige beber precisamente por eso), solamente nos genera grima, por decirlo fino.

En el post de convocatoria se empieza hablando de esto. Pero no solamente sucede aquí: la cerveza, en países históricamente cerveceros, siempre ha sido una bebida del pueblo llano. Incluso de las clases más bajas, si nos remontamos tres o cuatro siglos hacia atrás en lugares como Inglaterra. ¿Qué ha hecho que transformemos una bebida popular y barata en un elixir posturil, modernillo y glamuroso? Creemos que el motivo es claro: la cantidad que se consume sumado a la búsqueda de sensaciones organolépticas (¡ojo! palabra snob detectada) cada vez mejores.

En la República Checa, por ejemplo, se bebe muchísima cerveza. Cerveza buenísima, por cierto. Además, el precio es irrisorio, no se asocia tanto al snobismo y hay un montón de bares que viven de ella. ¿Por qué? Pues porque hay mucha gente que bebe y porque tienen los ingredientes a mano, principalmente. Temas de fiscalidad aparte. Pero lo interesante es esto. Lo interesante es que si algún día el movimiento en España logra tener cierta calidad y arrastra a todo el público que ahora bebe Mahou, Estrella, Ambar, etcétera, el postureo se deshinchará y la calidad seguirá aumentando. Pero un bar no puede sobrevivir vendiendo poca cerveza a dos euros la pinta.

Tanto el fabricante como el hostelero tienen que apañárselas para destacar sobre los demás. Tienen que ofrecer valor por lo que venden, y una de las grandes bazas en este tema es la exclusividad. Vender algo que solamente tú tienes, y venderlo rápido. Incidir en que son cervezas únicas, incidir en que se acabarán rápido. Ah, y no olvidemos tratar al cliente como un amigo. Un amigo con la cartera cargada. La frase queda así: "Tenemos esta cerveza súper exclusiva, y volará rápido. Has tenido un día duro y lo sabemos. Va, date el capricho tontorrón". Bueno, quizá no exactamente así. Pero te hacen creer que eres guay si te lo tomas… y como tú quieres ser guay, lo bebes.

Pero esto nos lleva a la siguiente fase: cuando alguien paga por algo exclusivo por el hecho de ser exclusivo quiere que se sepa. Y ahí entran las redes sociales, grandes propagadores del postureo. Llamémoslas untappd, facebook, instagram, o demás. Desde un punto de vista de observador, parece totalmente absurdo sentirse mejor que alguien por beber algo que el otro no puede o no quiere beber. Pero así funciona el postureo.

Hemos llegado a un punto en el que hasta lo que en otros países es tradicional, ha sido absorbido por a) las grandes empresas o b) el esnobismo. Dos ejemplos próximos en el tiempo lo reafirman. El primero, la oktoberfest. Es una fiesta donde podemos beber cervezas más maltosas de lo habitual en Alemania, un pelín más lupuladas. Lagers de las mejores que se pueden probar. Pero el hecho es que muchos bares o incluso pueblos aprovechan la festividad para vender cualquier cosa. Eso sí: en cantidad.

En el otro extremo encontramos cosas como las visitas de Pilsner Urquell con su sobresaliente cerveza sin pasteurizar. Lejos de ser algo corriente que se toma con la filosofía que debe, parece que cuando aterriza en España la maquinaria del postureo se pone en marcha y gente que el resto del año no se acerca a una lager, está allí sacándose fotos y mencionando sutilezas del lúpulo saaz.

Al final, lo único que nos queda es ir aprendiendo. Aprender de errores nuestros y también de errores ajenos. Creemos, sinceramente, que la clave para el disfrute de la cerveza no es tanto huir del postureo, como tampoco creemos que sea renunciar a la cerveza industrial. Lo que realmente creemos es que lo mejor es usarlo todo con mesura. Ser capaz de posturear un poco, ser capaz de beber cervezas de menos de un euro sin que nos caiga el monóculo en la taza de té, y poder mirar con una sonrisa el que llora de alegría cada vez que hace saltar un badge de untappd.

Y si dudas de si somos posturetas o de si lo eres tú… ¡No faltes al blog mañana, que prometemos darte la respuesta!

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